martes, 29 de septiembre de 2009

Recuerdos del amencer.


+ Sí. Aún recuerdo esa noche como si acabase de suceder:
. Se presentaba una noche fría, cuando llamaron a la puerta. Yo, estaba sola en casa, como muchas veces. Me sorprendió bastante oír el "tilín" que me llamaba, pues como bien he dicho, recuerdo perfectamente esa noche. Eran las 2:39 de la madrugada, pero yo, no quería dormir. Abrí la puerta y sentí en mis dedos la suave madera del árbol, pero cuando vi lo qué había detrás me quedé atónita. No, debía estar soñando, me pellizqué una y otra vez, y otra y otra, hasta que lo miré, y si, supe qué era él.
- ¿ A qué viniste?- pregunté más que sorprendida.-
- ¿ Es qué no lo ves? He venido a decirte qué lo siento princesa, qué tenías razón, cuando no te tenga, te he de querer, y así es.
- Eres un idiota. Y lo peor, es qué nunca te olvidé, lo que yo te diga, idiota.
De pronto, me sentí rodeada, por sus brazos cálidos, en esa noche fría, como bien dije. Sentí también, sus labios sobre los míos.
Me cogió en brazos, y me llevó hasta la primera cama qué encontramos arrasando el paso.
Muy pocas veces había visto un deseo así, lo suyo era... era total.
Los minutos se me pasaron en milésimas de segundos, y cuando nos dimos cuenta, ya había amanecido, con una sonrisa como nunca me había salido, y así, son cada uno de los amaneceres de mí vida, con buena compañía, una sonrisa y él.

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