sábado, 12 de junio de 2010
¿Cuánto tiempo es necesario?
Olvidar.Suena tan difícil, tan serio para nosotros...Apenas había sonado la primera campanada. LA PRIMERA, y ya estaba nerviosa. Era la una de la mañana, y me casaba a las doce. No estaba segura, eso estaba claro. Cualquiera otra en mí lugar estando enamorada estaría deseosa de que fueran las doce, de ser la novia más guapa del mundo, de que llegase la noche de bodas, pero sí, por eso mismo, porque cualquiera otra estaría enamorada. Y si tanto dudo, no lo estoy. Ya no sonrío después de diez años cuando me dice cosas bonitas, y todos los doce de julio ya no le regalo cosas, ni me hace ilusión que me regale ramos de rosas los cuales quemé. En realidad, enamorada si que estoy, pero de otro. Ese otro que no era otro cualquiera, ere mi otro. Ese otro que hace diez años iluminaba mi vida, a cada día, a cada nanosegundo. Lo hecho tanto de menos, tanto. Todavía me acuerdo aquel día que Sam me llevó al jardín de los deseos. Una mañana del doce de julio del año dos mil, hace diez años. Aquel día me había dicho que las pequeñas cosas, son las que más grabadas te quedan, porque todo lo bueno y bonito acaban siendo trozos de buenas cosas, pero lo que no me dijo, fue que todas esas pequeñas cosas, se acaban, siempre se acaban.
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