- Esa mañana ella estaba radiante. Tan pronto levantarse, se sentía guapa. Pensó, que tal vez el destino la había puesto así por algo, nada pasa por pasar, y mucho menos nada ocurre sin motivo. Se levantó, se dió un baño de sales colorados y se puso su mejor falda, y sus complementos a la perfección. Se pintó, porsupuesto, con su barra de pintalabios rojo, y sus ojos verdes alcanzaron otra tonalidad.
Destacaba.
Salió a la calle con su mejor sonrisa, algunos hombres se giraban cuando ella pasaba, y sin más, se ruborizaba, salientándole sus pómulos rosados combinadamente con su boca. Por una vez, ella se sentía, la princesa de su mundo, y, todos, sin excepción, seamos más o menos mejor personas que otras, merécemos ser los reyes de nuestro propio mundo, y si es posible, de nuestro alrededor.
Si nuestro propio mundo es propiamente tildado como nuestro ¡Nosotros DEBEMOS ser los reyes! Me alegro que te haya gustado mi blog, no entiendo como funciona eso de la solicitud de amistad pero te he aceptado. Muchos saludos desde Argentina :)
ResponderEliminarPD: Qué precioso vivir en Europa.
Sí, la escribí yo a la novela "Rebeca".
ResponderEliminarTambién en mi otro blog ( whenyouare-strange.blogspot.com ) escribo cosas más personales, textos cortos y a veces cosas que me pasan. Un beso :)
Siempre somos reyes de nuestro propio mundo :) Te sigo, guapa. Muás!
ResponderEliminarAh, conozco esos días, aunque sean muy pocos y afortunados. Deberían obligar por salud, tener alguno.
ResponderEliminarGrande, Alejandra (L)